Fitoterapia altoandina como potencial ante la COVID-19

Señor Editor:

La pandemia por SARS-CoV-2, que provoca la COVID-19, ha desnudado las falencias en los sistemas de salud en diversos países y, en especial, en el Perú, donde la principal medida para protegerse de la exposición a gotas es el uso del respirador N95.1 A esto se suma la escasez de camas en las UCI conectadas a puntos de oxígeno para respiración artificial y la no existencia de un antiviral, por lo que esta cepa es temible, fundamentalmente en pacientes inmunosuprimidos.

Los coronavirus (CoV) son una amplia familia de virus que pueden causar diversas afecciones, desde el resfriado común, hasta infecciones respiratorias graves;2 síntomas más habituales de la COVID-19 son: fiebre, tos seca, neumonía, cansancio, en general dificultad para respirar.3 Una de las causas para la gran mortalidad es la falta de medidas eficientes de control, prevención y/o tratamiento; por esta razón, muchas personas se automedican con fármacos antivirales, con el riesgo de que aumenten la resistencia del virus.4 En las comunidades altoandinas del Perú se emplean plantas medicinales cuyas propiedades las conocen tradicionalmente.5

El patrimonio biocultural hace alusión a la identidad cultural de un territorio y las comunidades locales e indígenas, explica su cultura a través de la revalorización de sus valores y cosmovisiones,6 a partir del reconocimiento de las interrelaciones de los seres humanos con otros seres y el entorno natural como parte de la misma biodiversidad. En el caso peruano, la Ley No. 27811 establece un régimen especial de protección de los conocimientos colectivos de los pueblos indígenas vinculados a los recursos biológicos,7 donde también se contemplan las plantas medicinales. Las prácticas de la medicina tradicional son las opciones terapéuticas más frecuentes en los sectores rurales,8 sobre todo en las zonas altoandinas y amazónicas del Perú.

Trabajos de investigación en etnobotánica de plantas silvestres medicinales han identificado el uso de plantas como parte de la cosmovisión,5 aspectos culturales y religiosos propios de las comunidades rurales,9 lo cual constituye su patrimonio biocultural.

Las comunidades altoandinas practican la biomedicina, el autotratamiento y otras opciones terapéuticas como las terapias religiosas y las llamadas “alternativas”, las cuales conforman el sistema médico tradicional,10 el que actualmente constituye el centro de atención dentro del sistema de salud.8 El uso de plantas medicinales propias de nuestras zonas altoandinas y el conocimiento popular pueden ser estratégicos en la lucha contra la COVID-19, al menos en la reducción de sus efectos en el sistema respiratorio. La OMS recomienda a los países desarrollar y aplicar políticas que permitan atender las necesidades de salud, específicamente en lo relacionado con la construcción de la base de conocimientos para gestionar activamente la medicina tradicional y complementaria (MTC), el fomento de la cobertura sanitaria universal a través de la integración de la MTC en la prestación de servicios de salud y la autoatención de salud.8,11 Las plantas medicinales -según la OMS- deben emplearse conociendo los beneficios y riesgos potenciales, lo que implica realizar investigaciones para su uso adecuado.12

Las plantas que tradicionalmente se emplean tienen contenido en flavonoides, taninos, glicósidos, alcaloides diversos, compuestos fenólicos, etc., que le otorgan propiedades virucidas, inmunoestimulantes, broncodilatadoras y antipiréticas. Algunas de las más conocidas son:

  • Tessaria integrifolia “pájaro bobo”: contenido de euparina (inhibidor de cápside)13

  • Verbena sp “verbena”: antiviral, alivio de la fiebre13

  • Ephedra americana “pinco pinco”: actividad inmunoestimulante, por su contenido en efedrina y pseudoefedrina. Es usada para tratamiento de asma, bronquitis, enfriamientos, resfriados, tos, fiebre, dolor de cabeza, congestión nasal y como un agente antialérgico14

  • Chuquiraga lessing “huamanpinta”: inmunomoduladora15

  • Piper elongatum “matico”: antipirético y biocida,16,17 al igual que la menta y la valeriana en el alivio de la fiebre17

  • Otras plantas también utilizadas con fines medicinales son: Baccharis sp “chilca”, Caesalpinea spinosa “tara”, Malva sp “malva”,18Eucaliptus globulus “eucalipto”,18,19Borrago sp “borrajas” y Plantago major “llantén”.19

Concluimos que la fitoterapia empleada tradicionalmente para el tratamiento de las infecciones respiratorias, en alguna forma puedan ayudar a reducir los efectos de la COVID-19. Los conocimientos tradicionales son parte del patrimonio biocultural y favorecen el desarrollo sostenible de los pueblos altoandinos, es una necesidad conservarlos y potenciarlos.

Notas al pie:
  • El estudio es financiado por la Oficina General de Investigación e Innovación de la Universidad Nacional de San Cristóbal de Huamanga, Ayacucho-Perú.

Referencias bibliográficas
Historial:
  • » Recibido: 25/05/2020
  • » Aceptado: 01/08/2020
  • » Publicado : 01/01/2021


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