Señor Director:

La situación epidemiológica generada por la aparición del nuevo coronavirus SARS-CoV-2 que provoca la enfermedad COVID-19 ha desatado una emergencia de salud pública mundial. Su enfrentamiento ha ofrecido disímiles temas investigativos para la ciencia y la tecnología y ha invitado a la reflexión y búsqueda de estrategias en las cuestiones relacionadas con la educación médica en esta etapa. El artículo “COVID-19 y la educación en estudiantes de medicina”(1) publicado en la Revista Cubana de Investigaciones Biomédicas resulta un ejemplo evidente de ello.

En su concepción, los autores expusieron la significación del empleo de la educación en la modalidad a distancia como respuesta al escenario epidemiológico en las universidades de ciencias médicas, que se adecuaron a la situación excepcional y mantuvieron la atención educativa sobre la población estudiantil. Cuestionaron las ideas de que los métodos de aprendizaje virtual podrían ser más efectivos que el presencial, ya que los estudios analizados no abarcaban asignaturas clínicas y se evaluaron en una realidad ajena a un evento epidemiológico de tal magnitud. Declararon que representa un reto la educación en esta modalidad producto a las barreras que podrían generarse en los países subdesarrollados en relación a los recursos necesarios para su aplicación.

Por otro lado, los autores solamente hacen alusión a la educación a distancia llevada a cabo en las universidades peruanas. Un hecho distintivo a la realidad cubana, la cual se distingue por la educación en el trabajo de los estudiantes de las ciencias médicas en las pesquisas activas.

Lo anterior es resultado de los programas de enseñanza aplicados en Perú que no permite la relación directa con pacientes hasta graduarse de sus carreras. Según el contexto internacional, en los Estados Unidos de América, debido a la gran cantidad de casos diagnosticados con COVID-19, los estudiantes de medicina mostraron su predisposición de apoyo al personal médico(2) y en España se aprobó la autorización por las autoridades sanitarias para contratar a estudiantes de medicina y enfermería de años terminales para reforzar su sistema de salud.(3) En sentido general, se evidencian las posiciones de naciones y estudiantes en el enfrentamiento a la pandemia, influidas por los métodos de enseñanza y las características del sistema económico social al cual pertenece donde no se hace partícipe a los educandos desde años tempranos de sus carreras a enfrentar con conocimientos y práctica a la COVID-19 y a cualquier otra enfermedad que genere un evento similar.

En Cuba, la inserción del componente estudiantil procedente de casi todos los años de las carreras con perfil médico en las pesquisas activas ha resultado primordial para la detección temprana de casos sospechosos y grupos de riesgo.(4) Durante estas acciones los estudiantes y trabajadores se han convertido en las mayores fuentes de información para la adquisición de conocimientos sobre COVID-19 en la comunidad. En un estudio efectuado en Holguín que empleó estrategias educativas, se logró un nivel de conocimiento adecuado sobre las medidas preventivas para la enfermedad en casi la totalidad de la población pesquisada.(5) Montano Luna y colaboradores(6) trabajaron con estudiantes de ciencias médicas de las carreras de Medicina, Estomatología, Tecnología de la Salud y Enfermería del primero al quinto años capacitados previamente con las acciones de prevención de la COVID-19 y las acciones a realizar durante el pesquisaje y demostraron que las actividades conjuntas de promoción de salud efectuadas por estudiantes y profesores, así como la vigilancia del área de salud fueron elementos fundamentales para disminuir la incidencia de la enfermedad. El trabajo realizado permitió pesquisar diariamente un alto porciento de viviendas y adultos mayores e identificar casos con síntomas respiratorios de la entidad nosológica en cuestión.

Al tratarse de una enfermedad emergente, donde mediante la experiencia médica se han constatado los protocolos de prevención y control en un corto período de tiempo, los estudiantes pudiesen presentar deficiencias en cuanto a términos epidemiológicos; sin embargo, las labores de pesquisa han sido exitosas y organizadas y la población ha mostrado un alto nivel de satisfacción por las labores estudiantiles.(4)

Entre otros temas, la educación en el trabajo ha quedado evidenciada en la primera línea de defensa de manera que se amplían las tareas educativas de las ciencias médicas en el enfrentamiento a la COVID-19 y en la asistencia en la red hospitalaria y en los centros de aislamiento.

Al decir del Rector de la Universidad de Ciencias Médicas de La Habana

“…se trata de estudiantes debidamente preparados para incorporarse a las salas de pacientes sospechosos en los que se requiere una atención esmerada y constante…”

. Estos jóvenes han sido capacitados en temas de bioseguridad y protocolos de enfrentamiento, por lo que este ejercicio contribuye a su formación integral y a la vinculación directa de conjunto con otros trabajadores de la salud.(7)

El autor de la presente misiva, al formar parte de las pesquisas activas y ofrecer su apoyo médico en los centros de aislamiento para pacientes sospechosos, declara que son de inestimable valor las experiencias adquiridas, de forma que resultan únicas, en momentos donde debe primar una elevada sensibilidad humana, voluntariedad y un compromiso intachable con su organismo formador, el Ministerio de Salud Pública y la nación.

Sin lugar a dudas el artículo de Aquino-Canchari y colaboradores (1) representa una realidad en los diferentes países. Al mostrar un tema novedoso y de contenido actualizado a la realidad imperante, genera un acercamiento al desarrollo de las labores educativas de las universidades médicas con sus estudiantes, así como la búsqueda de los modos de adaptación a la docencia y el enfrentamiento a la pandemia desde las posiciones donde se desempeñan.